No queda más que aceptar el momento en que vivimos aún cuando no sea lo que esperamos. La soledad es una fiel compañera que nunca abandona, pero espera el momento idóneo para presentarse.
La soledad no es más que vivir con el yo mismo, sentir con el yo mismo, estar con el yo mismo. Anhelar la compañía de un ser puede volver a la soledad celosa, pero sabrá apartarse ante tal circunstancia... esperando paciente que su compañía sea solicitada de nuevo.
Y en el momento menos esperado, ahí estará. De pie, sin tambalearse ante nuestro enminente rechazo.